Testimonio

POR FIN CONOCI A CESAR VALLEJO MENDOZA
Escribe: Blasco Bazán Vera,blascobv@hotmail.com

Mi amigo, el Dr. César Alva Lescano, Presidente del Instituto de Estudios Vallejianos-Universidad de Trujillo, llamó muy temprano a mi casa haciendo recordar que la Conferencia Magistral sobre el vate César Vallejo Mendoza a darse en la Iglesia de La Compañía de la Universidad Nacional de Trujillo, estaba a mi cargo y además dejó dicho que esta vez no habría fallas en la organización. Al regresar a casa, mi esposa me dio el encargo recibido y presto afine lo que debería decir esta noche del jueves 24 de enero del 2008, en el sitio señalado.
Esta vez dije, hablaré a los presentes sobre la amistad de la limeña Alejandra Pizarro con Vallejo, de la importancia de Julio Gálvez Orrego en la vida del vate santiaguino, del desdén de Georgette sobre la familia Vallejo quien más importancia daba a sus 17 gatos que criaba y mimaba como si fueran sus hijos, de los tristes últimos días de la vida de esta introvertida mujer y por supuesto dije, daré a conocer al público presente cómo vivió Vallejo en París: Sus amores, sus angustias y triunfos.
Preparé la conferencia y esperé que den las 7 de la noche para estar a las 7.30 dictándola ante el público presente de esa noche. Pero, debo confesar que había algo que me intrigaba y era que el Dr. César Adolfo Alva me había hablado que después de mi intervención se pasaría una película sobre César Vallejo. Confieso que escuché lo dicho pero no mostré mi desazón porque eso indicaba que la actividad se prolongaría una tiempo más y eso postergaba una vez más algunas cosas importantes para mí. En fin, dije, primero está el Instituto de Estudios Vallejianos al que represento.
Aprovechando lo temprano que fui, observé que un reducido público en la iglesia de la compañía disfrutaba de una película. ¡Esa es la película que me habló César Adolfo! dije para mis adentros, así que raudo me dirigí hacia la plaza de armas trujillana movido por la curiosidad de haberse hallado túneles y misterios subterráneos con motivo de haberse iniciado este mismo jueves 24 de enero, su remodelación.
Volví hacia la iglesia y la bendita cinta seguía exhibiéndose. Entré sigiloso e inadvertido y contra mi voluntad, me senté a observarla en el preciso momento que el narrador mencionaba que “el que llegaba en viejo bus, era César Vallejo”. Lo vi, pero la cinta no pude pararla para ver mejor al vate santiaguino. Algo en mí sucedió y lo único que me contentaba era que esa misma cinta la pasarían después de mi conferencia. La apreciaré mejor, dije, porque en verdad, al que acababa de ver, ¡Era nada menos que a César Vallejo… y, en persona!
Me acerqué al Presidente del Instituto de Estudios Vallejianos y le pedí al oído que cambiemos el orden del programa, es decir, se pase primero la cinta y después se dé la conferencia. Don Adolfo aceptó. Me senté a su lado y la cinta comenzó a deslizarse esta vez: virgen, hermanal, esperada… ¡De pronto!...Apareció César Vallejo y lo hace por dos veces más. Es decir: Tres apariciones inolvidables.La que me más me conmovió es aquella en que baja del bus. Se le ve sosegado, decidido. No hay la tristeza conocida en él. Hay personalidad, arrojo, sabiduría… ¡ Cómo impacta su figura! todo aquel que tenga la dicha de ver esta bendita cinta, concluirá conmigo: ¡Ese es César Vallejo que escribió tanto, amó tanto, sufrió tanto y unió tanto; que su figura vista por fin en vivo y en directo, es el siempre bálsamo genuino que une las razas de América y el mundo.
Aquella cinta tomada el año 1937 relata sobre el pueblo donde nació Vallejo. Sus lugares importantes: Casa, escuela, calles. Luego, los lugares más importantes de París. Sus plazas, los hoteles que hospedaron a Vallejo. La vieja España recibiendo, en 1937, a los hombres de letras con motivo de un Congreso Internacional de Escritores del Mundo Se ve a Nicolás Guillén, Pablo Neruda, Federico García Lorca y por supuesto, César Vallejo Mendoza y así mismo, los edificios en ruinas que dejaron la cruenta guerra española que inspiró a Vallejo su poema “España, aparta de mí este cáliz” que deslumbró a Pablo Picasso. Agradecí a Dios la buena nueva y pedí que Arturo Shishimoto, dueño de la cinta, nos dé una réplica para darla a conocer en toda le Región liberteña porque la juventud y todos en los hombres en general deben ser asediados con la inmortal figura, nunca vista, del vate santiaguino.
En fin, es hora de dar punto final a este testimonio inesperado, guardando la esperanza de que otros tengan la misma suerte, como ya la hemos tenido varios, de ver, ya no en fotos, sino, patentemente, la egregia figura de nuestro vate universal.





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