ABRAHAM VALDELOMAR EN CHEPÉN

Por Blasco Bazán Vera

En Julio de 1918, unos caballeros llegaron a las oficinas del periódico “La Unión”, de Pacasmayo y uno de ellos pidió a don Manuel Pastor Ríos Gamarra, Director y propietario de ese Semanario, que escribiera un artículo sobre el intelectual peruano, Abraham Valdelomar, con ocasión de su visita a la ciudad de Chepén. El señor Ríos, sin pensar, ni preguntar quien era el interesado, dijo: -“Vea señor, yo estoy muy ocupado, ¿Por qué no lo escribe usted? y señalando a la máquina de escribir- agregó: - Ahí está la máquina”. Inmediatamente el caballero se puso manos a la obra, y el artículo que escribió se publicó en el diario “La Unión” de la ciudad de Pacasmayo, el día lunes 15 de julio de 1918. Degustemos esta anécdota que animosamente narraba el recordado periodista pacasmayino don Manuel Pastor Ríos Gamarra y que lo trascribo tal como fue escrito con el título de:

“ABRAHAM VALDELOMAR:

“En homenaje al ilustre intelectual que nos visita, “LA UNIÓN” órgano de esta culta sociedad, ha creído un deber dedicar esta edición extraordinaria al joven y brillante idealista que, representando a un grupo de los intelectuales de la capital, se ha impuesto la noble y cruenta labor de recorrer el país despertando, al sonoro martillazo de su verbo viril, la conciencia dormida de nuestro país. Abraham Valdelomar, por su vida de luchas brillantes, por su cultura inconmensurable, por su labor vasta y fecunda en el campo de la mentalidad nacional, por su espíritu selecto, caballeroso y sencillo, por su gran corazón y su inflexible carácter para analizar y señalar los males nacionales y para indicar sus remedios, era el llamado, ciertamente, a realizar esta labor que tanto reclaman los pueblos”.

“Abraham Valdelomar, nacido en Ica que es uno de los más encantadores lugares del Perú y que a dado a uno de los que más hombres ilustres han dado a la Patria, es un espíritu viril, combativo, luchador incansable, lleno de optimismo. Su obra como educador de las clases obreras, le llevó a ser el jefe, en 1912 de la campaña nacional que hizo subir al gobierno al ciudadano don Guillermo Billinghurst. Valdelomar pronunció entonces su primer discurso político ante treinta cinco mil ciudadanos, en el Paseo Colón de Lima. Tenía, entonces, 23 años. A raíz de esa campaña hizo un viaje a Europa y ocupó el cargo de secretario de nuestra legación en Italia, puesto que renunció, a la caída del gobierno de 1912, para dedicarse de lleno a la labor literaria como escritor brillante y como el heraldo de una nueva corriente literaria que había concebido en los países de más avanzada cultura”.

“Es miembro honorario de las principales agrupaciones obreras de la capital y encabeza el grupo de escritores nuevos que tanto lustre están dándole al Perú en el extranjero”.

“Hace poco Clemente Palma, el más culto y severo de los críticos nacionales, le declaraba “uno de los más brillantes escritores de América”, con motivo de su último bellísimo libro “El Caballero Carmelo”. En su larga gira por el Perú, el viaje del Conde de Lemus ha sido un recorrido triunfal. En Trujillo, en Cajamarca, Huaura y Huacho, en Salaverry y en Ascope, en Pacasmayo y en San Pedro, en todas partes la voz de este admirable apóstol de una redención cívica ha dejado honda huella. Cuando habla, Valdelomar se transforma. El joven, casi niño que en la intimidad departe infantil y alborozado entre un grupo de amigos, es, a la hora de su apostolado en la tribuna, un predicador estupendo, un estilista maravilloso, un exegeta que sugestiona y orador que convence, encanta y arrebata”.

“Cumpliendo su misión altamente abnegada y patriótica, Valdelomar ha llegado a nuestras tierras. Debemos estar orgullosos de cobijar en nuestro suelo a un compatriota ilustre cuya gloria la debe a su propio valer, a su propio esfuerzo, a su incomparable constancia. Chepén hoy, mañana Guadalupe, van a oír al maravilloso y estupendo artista de la palabra y de la idea y este ha de ser un día inolvidable en nuestra vida ordinaria. Desde aquí consagrándose una edición de nuestro modesto órgano”.

Lo curioso es que aquel caballero que escribió con mucha soltura y conocimiento sobre la personalidad del vate iqueño, fue redactado, nada menos, por el mismísimo Abraham Valdelomar Pinto. (NOTA: La presente foto es Valdelomar en el Teatro Municipal de Trujillo en 1918).

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