Letras Liberteñas

MARCO ANTONIO CORCUERA DÍAZ

Escribe: Blasco Bazán Vera

Marco Antonio Corcuera Díaz, hijo de Oscar Corchera y Teodosia Díaz, nació en Contumazá-Cajamarca, Perú, el 19 de noviembre de 1917, tuvo el mismo sino de muchos de nuestros escritores que nacieron fuera de La Libertad y que tomó a Trujillo como el lugar donde radicar definitivamente. Aquí conocería a otros amigos intelectuales como Horacio Alva Herrera, Wilfredo Torres Ortega, Humberto Berríos Carranza y otros vates más. Fundó el año de 1951 la Revista Cultural “CUADERNOS TRIMESTRALES DE POESIA” que fue la continuación de una experiencia literaria nacida en Lima el año 1950 y cuyo gestor primigenio fue Eduardo Jibaja Campos quien con el seudónimo de “Ignacio Campos” editó en la década del 60 al 70 los famosos “Coloquios” que surgieron del dictado de clases magistrales que Haya de la Torre dictaba todos los martes a la juventud de su partido en el aula magna de la ciudad de Lima.

Marco Antonio Corcuera Díaz, medio hermano de Arturo Corcuera Osores, se convirtió en el Director de “CUADERNOS TRIMESTRALES” de Trujillo, Revista Literaria editada con mucha maestría y gusto que logró extenderse por casi todo el continente americano. Corcuera no sólo dedicó su tiempo a producir libros de su inspiración sino que abrió la senda para descubrir nuevos valores en el campo de la poesía a través de l Concurso “Poeta Joven del Perú”.

La calidad literaria de Marco Corcuera se presentó en su libro poemario escrito en 1961 para luego dar paso a otros libros como“Sendero junto al trino” (1979). “La luz incorporada” (1992), “Los aires de Alhel픓Semilla en el Paisaje” (1988), “El poeta espera respuesta” (1988), “La maldición burlada y otros cuentos” (1988), “El salmo herido” (1993), “Sonetos transitivos” (1994).

En 1990 editó “Poetas de la Libertad que fue una recopilación, no de todos, pero sí de la mayoría de los poetas de nuestro departamento

Corcuera Díaz es uno de los poetas que más ha remado para que su voz se escuche en pro de los demás vates liberteños. La calidad de su pensamiento es diversa. Canta a su lar, a los pueblos, a los amigos, a la soledad y a todo cuanto se le presenta en su atento mirar. Él mismo gusta leer sus versos que al pronunciarlos les da un cierto sabor angelical que quien lo escucha se queda extasiado y sin saberlo se encuentra degustando del banquete literario que misteriosamente le ofrece el poeta Marco Antonio Corcuera que sutilmente se convierte en preclaro declamador.

Sus poemas pueden ser fácilmente recitados pero no modulados en la misma altura que él les da. El quiebre de su voz, la cadencia y el ritmo que les imprime, la tonalidad propicia, el gesto natural, son suficientes acicates que enervan a quien los escuche, esto, porque hace sentir lo que quieren decirnos. Si te trata del agua, sentimos que nos mojamos; si se canta al sol, lo tenemos en la palma de la mano sin quemarnos; si se trata de la soledad, del amigo, de la verdad, nos sublimamos de tal manera que son sus versos salmos biblescos que aceran nuestro espíritu y nos inducen a la superación.

Pero Marco Antonio Corchera es grande en hacer sonetos donde impone su calidad literaria brindándonos varios sonetos sumamente inmensos, reflexivos, filosófico y tiernos. En éstos descubrimos al Corcuera que estamos describiendo: Paciente, sin lerda resignación, altivo y sereno, que nos hace contemplar la vida y sus púas y, como quien es maltratado, no se enfrasca en queja dolorosa sino que estoica y conspicua se traba en contemplar a la vida con lozanía y madurez.

Marco Antonio Corcuera publicó en 1948 “Siembra de Caminos” Tomo I- que es una parte del relato de sus memorias vividas hasta el año 1935. Aún falta el Tomo II y seguro que saldrá a pesar de que los males que lo vienen aprisionando con fiereza.

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