Letras Liberteñas

FELIPE ALVA Y ALVA

Escribe: Blasco Bazán Vera

Felipe Alva y Alva, nació en Contumazá, Cajamarca, el 6 de junio de 1888. Fueron sus padres don Lorenzo Alva Gómez y doña Zoila Rosa Alva León. Llegado a residir en Trujillo ya a los 10 años era alumno del colegio San Juan donde se distinguió por su clara inteligencia pues obtuvo las máximas distinciones que otorgaba el colegio al alumno más aplicado: Una medalla de plata en 1902, una de oro en 1903 y su nombre apareció en las memorias cuya lectura hacían los Rectores del Colegio San Juan. En 1904 ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de Trujillo acompañándole siempre la buena estrella de la sabiduría pues siguió deslumbrando con su talento siendo apresado por las musas pues la Revista LiterariaEl Lucero” de Lima publicaba las primeras composiciones en verso del joven Felipe Alva y Alva quien decide, a los 16 años de edad, publicar aquí, en Trujillo, sus versos en la propia revista literaria fundada por él a quien la bautizó como La Golondrina y la hizo vivir durante dos largos años gracias a la colaboración literaria de Isaac Bianchi Fernández Mendoza, Ignacio Meave Seminario, Carlos César Godoy Collantes, Juan Luís Irribarren, María Negrón Ugarte, Amalia Puga de Losada, María Esther Nureña Mostacero. Felipe Alva y Alva con la sencillez que lo caracterizaba optó por lanzar sus versos en su revista bajo el seudónimo de J. Del Bosque y otras veces como J. De la selva. El diario La Razón de Trujillo, también publicó algunos poemas de Felipe Alva. La RevistaLa Golondrinaque Alva dirigió fue editada por Teófilo Vergel y Edmundo Haya quienes jamás tuvieron la cautela de guardar un ejemplar. Sobre este hecho Felipe Alva y Alva comentaba diciendo muy sereno y humorado “…la desaparición del cuerpo del delito”. La estadía en Trujillo le sirvió para enlazar la amistad y euforia intelectual desatada en esta ciudad a partir del 1887 con la presencia del Primer Grupo Literario “Primavera” fundado en Trujillo por el empuje de Edmundo Haya y Cárdenas y Celso Santelices y Márquez y continuado el 1912 por Antenor Orrego Espinoza y José Eulogio Garrido Espinoza al dar nacimiento al Grupo Literario “Trujillo”, “Bohemia” o “Norte” nombre que finalmente optó la gran pléyade de intelectuales en Trujillo que reunió a lo más graneado del intelecto de esta ciudad. A este Grupo se unió Felipe Alva y Alva cultivando profunda amistad con Orrego y Garrido y colaborando en el diario La Industria” que dirigía José Eulogio Garrido y en La Reforma” que dirigió Antenor Orrego Espinoza. Gocemos del poema titulado La Ermita que fue uno de los tres lugares que siempre Alva guardó en lo más preciado de su corazón. Los otros 2 fueron Contumazá y El calvario.

No sé qué ha sido, / Pero al sentarme sobre el cerrillo. //Que apenas se alza, / Un algo inquieto y emocionante, pasó quejándose/ Por entre mi alma. // Y allí tendiendo los ojos míos, hacia mi pueblo vertí una lágrima, /Tristeza sola que no he podido/ Hacer que pase furtiva y rápida.//¿Por qué mi pena? / ¿Acaso ignoro que allá muy lejos,/En tierra extraña,/ Hay unos brazos que están abiertos/ Que no me olvidan y que me aguardan?/ ¿Ya no recuerdo que hay una frente/ -Hoy con mi ausencia estará más pálida-/Y que tras ella mil pensamientos/De mi ternura lloran y vagan.

En 1919 se encuentra en Lima en calidad de estudiante de Derecho y también colaborando en la prestigiosa Revista “Variedades” dirigida por Clemente Palma, hijo de Ricardo Palma Soriano. Este mismo año es candidato a representante por su pueblo (Contumazá) pero abandona por no querer vincularse a ninguno de los candidatos presidenciales y menos a Leguía. Ese mismo año decide radicar en Cajamarca para once años después volver a la política en calidad de jefe y sostenedor departamental de la candidatura presidencial del cajamarquino Arturo Osores y por supuesto de la suya propia a una representación. Fracasa en las dos intenciones y protesta contra los métodos esgrimidos por el candidato ganador Luís Sánchez Cerro quien a sus opositores los encerraba en el frontón o en la isla San Lorenzo. Felipe Alva, en 1938, por exclusivas labores profesionales viene otra vez a Trujillo a quien consideraba como “…su antigua y predilecta sede espiritual”. Años después, en 1945, es elegido como Senador por Cajamarca para luego perder este cargo junto con el imperio de la Constitución de 1948. El poco tiempo que fue parlamentario sirvió para seguir admirando a un hombre inteligente, severo y lleno de una profunda bondad. Los versos de Felipe Alva y Alva fueron recogidos por sus hijos en un libro que lleva por nombre “Felipe Alva y Alva un poeta olvidado”, que deja de ser olvidado para agrandar desde hoy el parnaso de las letras liberteñas. Nuestro poeta falleció en Lima el 13 de junio de 1975. blascobv@hotmail.com

0 comentarios: