Letras liberteñas
HERNAN CÉSPEDES BARBOZA
Escribe: Blasco Bazán Vera
Hernán Céspedes Barboza, nació en la ciudad de Guadalupe, Prov. De Pacasmayo, el 6 de abril de 1903. Fueron sus padres el ínclito hombre de letras Pablo Edmundo Céspedes Nureña y doña Clodomira Barboza Cordero.
Céspedes llevó una vida digna de reafirmar el calificativo de “...algunos nacen cansados, otros nacen incansables, con vocación de andarines”.
El recorrido de sus años, los transita en mil y una aventura. Deja el hogar paterno a los 16 años de edad. Labora como ayudante de carpintero, herrero, albañil, cortador de caña a 12 horas de labor diaria. Oficia de mozo de restaurante, hojalatero, cajista en imprenta. Canillita...
Nunca el dinero fue allegado a sus bolsillos, pero sí la riqueza espiritual.
Se inicia como periodista el 10 de julio de 1927 editando el pequeño periódico “
En 1930 fue nombrado por el poeta José Gálvez como preceptor auxiliar en un centro educativo de Trujillo, donde fastidiado por el ruido ensordecedor de los casi mil pupilos, decide trabajar sólo un día, viajando al siguiente a San Pedro de Lloc para de allí pasar a Cajamarca para laborar en el diario “El Perú”.
Aquí en Cajamarca y en junio de 1930 prácticamente inicia su carrera periodística publicando bajo su dirección el periódico “El Faro” el mismo que no gozó de la simpatía del Presidente Augusto B.Leguía lo que lo obliga huir hacia Iquitos con miras de llegar al Brasil. Sus amigos lo hacen desistir de cristalizar esta última aventura- Le brindan hospedaje y cuidado en Iquitos y lo hacen viajar hacia Chiclayo donde radicaría hasta 1935.
En Chiclayo, trabaja siempre como periodista en los diarios “
El quehacer literario y periodístico lo había heredado de su padre, el notable periodista Pablo Edmundo Céspedes, hombre sencillo y probo que las generaciones pacasmayinas deberían reconocerlo. Hernán ayudaba, cuando niño, en la tarea anónima que su padre desarrollaba en la sala de redacción para editar “El Orden” que el anciano poeta dirigía.
Hernán Céspedes durante los años 30 desplegó una intensa labor periodística Además, editó sus libros titulados “RUMBOS”, “EL PUEBLO”, “
Centrando su filosofía regionalista, se vuelve hiriente y mordicante cuando se refiere a aquello de “los vivos viven del zonzo y el zonzo de su trabajo”. Arrasa con las castas sacerdotales, autoridades eclesiásticas y religión cristiana a quienes fustiga con dureza.
Censura crudamente a la mujer de posesión social rica e ilustrada y dice de ella que“…en esta mujer distinguida está el peligro más que en las penitentes de condición humilde”.
Aunque Céspedes afirma que no es opuesto a la creencia de Dios, sin embargo su obra “
Si bien Céspedes nos brinda una lectura cargada y vanguardista, ella no deja de tener pequeños altibajos; toda vez que en la actualidad son muchos lo que adoptan o creen en diversas religiones calificándolas como buenas, unas; como malas, otras; aunque lo esencial está, en que ignoran que son ellos mismos, (uno mismo) los que tienen que lograr su propia salvación. Sin embargo, lo hidalgo de este libro, es el haberse editado en una época en que
Céspedes, editó la revista informativa y cultural llamada “
El enfoque que nos hace Arellano, es el más seguro que podría hacerse de este multifacético peregrino que siempre guardó su esperanza. Al que los zarandeos y aguijones de la vida no le hacen doblegarse en el camino y que al contrario los convierte en dulce canto, arrullándolos con su lira de poeta.
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