LITERATURA LIBERTEÑA

NESTOR GASTAÑUADI SANCHEZ

Escribe: Blasco Bazán Vera

Néstor Gastañaduí Sánchez, nació en Huamachuco, La Libertad el 26 de enero de 1905, hijo de don Anacleto Gastañaduí y Leonor Sánchez Salvatierra. Estudió en su tierra natal. Llegó a ser amigo de César Vallejo. También incursionó en la política sufriendo prisión por sus ideales.

La calidad de su libro “KERO”, radica en que sus poemas llevan siempre un fondo trascendental de generosidad y reciedumbre. Leerlos es como espectar el paso marcial de un batallón que pisa el suelo sin doblez.

Ninguna de sus poesías se quiebra. Guardan la resonancia y fuerza de su concepción y todos ellas van dentro de una envoltura de clara sobriedad. Su libro “KERO” que lleva el rostro del autor en la carátula que fuera dibujado por Mariano Alcántara Morachimo, está dividido en tres secciones: 1) Canción de Arrayán y de Paloma, que abarca 16 poemas; 2) Hombre y Angustia, 29 poemas y 3) Sombras, siete poemas. Sumados dan 52 poemas bellamente concebidos.

De la primera parte sobresale el poema “Cantares” escrito al estilo Martín Fierro por la bella cadencia y marcialidad que contiene.

De la segunda parte sobresale el poema titulado “Hombre y Angustia”, que nos va ratifica la valía de este escritor huamachuquino que supo vivir con altivez soberana. Leamos el verso:

CANCIÓN DE LUCHA

Yérguete ante la infamia, enhiesto, cual la cumbre

Y desafía airado a la recia tempestad;

Sólo el reptil se arrastra sobre la podredumbre

Las águilas se nutren de azul de inmensidad.

No importa que a su paso el puñal asesino,

Quiera ahogar el ritmo de tu vuelo triunfal;

Bien sabes que de escollos sembrados está el camino,

Los cristos van cayendo, pero ahogando el mal.

Gonfalonero heroico: Clava tu enseña santa,

En las cimas más altas y en los picos más bravos,

Donde los áureos soles la besen con su luz;

Y has que sea doquiera el hollar de tu plante,

Sacudir de cadenas y despertar de esclavos,

Después... aunque te inmolen como a Cristo en la cruz. (1938)

Así, aparece, un Gastañaduí, descarnado, leal, incorruptible. Escribe lo que siente. Son las vivencias que le inducen a rayar poemas cargados de señero destino. No hay una pizca de desaliento. Al contrario, hay flama, verdad, perdón. No da lugar al menor atisbo decadente de su espíritu. Escribe lo que siente y sienta precedente insuflando a quien lo lea ser consecuente en sus ideales y principios.

En la tercera parte observemos a un Néstor Gastañaduí, emulando a su amigo Vallejo. Un Gastañaduí que lanza su plegaria y estoico, contrito, lacerado, se enfrenta a su destino. No le huye, más a sus dolores los absorbe, los rumia y cual veleta al viento no se deja llevar por la fuerza que este trae sino enrumba su destino, consciente de no arquearse. En esta última parte destaca el poema:

ORFANDAD

¡Dios Mío!

Sólo tú sabes como he caído,

Para alzarme hasta ti.

Sólo tú sabes del porqué, del dónde,

De la migaja con que a cuestas voy.

Sólo tú sabes que me acerco al punto,

Arrastrando una culpa que tu pulpa.

Ah, y este sin porqué en que me enredo,

Y estos sábados negros, y este por;

Tal vez si también será un sábado el definitivo:

Madre, sin tus afanes, sin tu favor.

¡Ay! mi carga de sombras,

¡Ay! mi copa de hielo.

Y este forzado paso

De la noche a la noche.

¡Dios mío!

Sin promesas de reynos,

Sin luz de eternidad,

Y sin Marías.

Alfredo Rebaza Acosta, contemporáneo y coterráneo de Gastañaduí, dice: “Gastañaduí, tiene, además, de su innegable valor literario, la honda preocupación juvenil, tendiente a conseguir el imperio de la verdad y la justicia. Sus poemas y sus prisiones, son sus mejores credenciales de hombre generoso y cabal”.

Por su parte Aída Vidal Arias de Gamarra cuando visitó Huamachuco, a su regreso escribió en el diario “La Industria”: “Ahora volvemos a encontrarlo en su tierra natal, envejecido, pobre, como vivió siempre, pero conservando enhiesto e indomable su espíritu rebelde que se plasma en versos de expresión enérgica, y en los que suele retratar la incomparable belleza de su lar nativo. Su numen se nutre de las orquestaciones naturales de esta tierra, plena de calor lustroso de sus candos, empapada de los trinos del zorzal arisco, del perfume de la flor salvaje y el agridulce sabor de las moras silvestres...”.

Néstor Gastañaduí falleció el 15 de abril de 1978.

1 comentarios:

trujillano dijo...

Sr. Bazán apreciaré me haga llegar información sobre Mariano Alcántara Morachimo:obra,trayectoria y fotos de sus trabajos.
Gracias
Trujillano