Literatura Liberteña

ROGELIO GALLARDO BOCANEGRA

Escribe:Blasco Bazán Vera, blascobv@hotmail.com

Rogelio Gallardo Bocanegra, nació en Trujillo el 16 de septiembre de 1927. Su padre se llamó Andrés y su madre Julia. Rogelio fue un poeta en toda la dimensión de la palabra. Tuvo para vivir bien pero quiso lo contrario. Amigos le sobraron pero, el pero que nunca falta, pocos fueron los que le extendieron una mano generosa. De mirar punzante, firme, casi inquisitivo, nos parecía estar frente a un tipo enigmático y hasta desconfiado. Pero era todo lo contrario. Rogelio siempre navego en la aguas de la bondad.

Quien no lo conocía pensaba que este poeta sólo era un ente más del universo; pero quien sabía lo que era encontraba en Rogelio a un vate de prosapia y autoestima propios de los nacidos para hacerse querer. Es que Rogelio no era lo que sus harapos representaban. El, había, cursado estudios universitarios pero la bohemia le ganó la mano y con ella sus impulsos y es así como nace un poeta sin enredos ni falsos miramientos arrancando de su inspiración versos sólidos y tonificantes que sólo emergen del alma que siente lo que su realidad le infunde.

Cuantas veces enigmático y transido lo vimos surcar las calles de Trujillo. Sus pies arrastrando añejas sandalias que nunca desmerecieron su calidad humana. Aquellas para él fueron símbolo de austeridad y de guía pues lo llevaron siempre seguras hacia el cobijo que le esperaba en una de las esquinas de la calle Pizarro con Orbegoso o a las gradas del monumento de La Libertad. En esos lugares consumía gran parte del tiempo ya de pie, ya sentado, desplazando sus ojos escrutadores para devolver saludos que sus amigos le brindaban.

Y no sólo eso, en esos lugares nutría su espíritu con los golpes que da la vida. Ahí solitario y atento almacenaba los pertrechos cotidianos que más tarde los convertía en hermosas poesías humanas. Así nacieron sus poemas y sus libros; así este seguidor de Vallejo encontró la forma de volcar su cultura que mezclándola con la realidad, estampó para el mundo literario sazonados poemas de trascendencia universal.

El año 1961 publicó su poemario “Cantos al Hombre”. El año 1969 nos entregó su otro poemario titulado “Elevado Canto”, veinte años después dio a luz su otro libro “Silencio Perpetuo” y por último, en 1996 lanzó su poemario “Caminando más allá de mis pasos” que fue presentado con apoyo de una entidad cultural. y que Rogelio ya no estuvo presente.

“Silencio Perpetuo” es el poemario que reúne a sus libros anteriores es decir a “Cantos al Hombre” y “Elevado Canto” y que por supuesto incluye a los nuevos poemas que dieron lugar a “Silencio Perpetuo”.

Conforme fue escribiendo acrecentó su calidad humana. Los poemas de su primer libro frente a los del segundo hay una diferencia abismal. Capta con profundidad el alma humana e interpreta con certeza la realidad.

En “Silencio Perpetuo” aparece el Rogelio Gallardo en toda su magnitud poética. Retrata exactamente lo que era la vida para él. Anuncia su muerte y no teme llegar hacia el inexorable tránsito que nadie de nosotros puede eludir. Lo asombroso es cuando Rogelio nos da, sin quererlo, el secreto maravilloso que acompañó a su poesía que fue siempre dulce, afable y amena. El secreto radica, como nos lo hace comprender el mismo poeta: Rodar por la vida, amarla y comprenderla.

Sus frágiles sandalias y su humilde vestir causó que alguien sin conocerlo una vez le impidió ingresar a un recital poético del INC de Trujillo. Esa vida humilde en que se sumergió que jamás la convirtió en protesta, nos descubre a un hombre que en medio del dolor y la pobreza jamás se fatigó y más bien cubrió con fuerzas sobrehumanas las fatigas de la vida devolviéndoles animación, amor y recorriendo entero por el mundo su “esqueleto humano”.

El día de su entierro imperceptiblemente una mujer secaba una a una sus lágrimas mientras sus labios lanzaban una oración. Dijeron que fue adinerada dama que comprendió la forma de vivir de nuestro vate que falleció en Trujillo el 27 de noviembre de 1995.

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