Rescatando la Literatura Liberteña

ABELARDO GAMARRA RONDO “EL TUNANTE”

Escribe: Blasco Bazán Vera

Abelardo Gamarra Rondo “El Tunante”. Nació en Huamachuco el 31.08.1852 y falleció en Lima el 09.07.1924. Es otro escritor que unió su poesía y su prosa al servicio del bien. Sus obras vertidas unas tras otras nos dan a comprender el talento que tenía. Es hora que nuestras letras regionales se iluminen con la producción de este escritor que hizo también del periodismo un mensajero de verdades. Su primaria la cursó en el Colegio San Nicolás de su tierra natal y la secundaria en el Colegio Guadalupe de Lima. Desde los 26 años ya se le nota su vena literaria al escribir “El Tunante en camisa de once varas” 1876 obra jocosa que da paso a su otra obra novelada “Detrás de la cruz del diablo” 1877 y éstas a las demás como “Escenas del carnaval de Lima” 1879; “El Novenario del Tunante” 1885; “Ya vienen los chilenos” 1886; la comedia “Ña Codeo” en 1887; “Costumbres del Interior” 1888; “Escena en la campiña” y “Rasgos de pluma” en 1889; el drama lírico “El Yaraví” 1891; “Ir por lana y salir trasquilado” 1892; la zarzuela “La corrida de Gala” 1896 que son parte de su grande producción.

Gamarra Rondo ha sido silenciado por mucho tiempo. Los liberteños de la costa no hemos sabido apreciar que cerca de nosotros, en nuestra sierra liberteña existía un hombre de pluma proficua y culta. Sus libros llevaron a señalarlo como escritor costumbrista porque observó y lanzó su apreciación sobre todo lo que le rodeaba, con su magnífica verdad. Los grandes escritores del Perú han tratado sobre la obra del “Tunante” sin embargo, sólo se le recuerda por ser uno de los fundadores de la marinera peruana dejando de lado el torrente de libros que salieron de sus manos. Galarreta Gonzáles reclama con justicia que “El Tunante”: -“No debe seguir siendo un escritor silenciado y que es hora de que toda nuestra región recoja su valía”... “sus escritos son amenos, ágiles e ingeniosos, llenos de franqueza...”. (22)

Por su parte José Carlos Mariátegui dice “a Gamarra casi no le recuerda la crítica; no le recuerda sino el pueblo. Por eso le vasta a su obra para ocupar de hecho en la historia de nuestras letras el puesto que formalmente se le regatea”. (23) Sus obras en teatro cinco de ellas: “Ña Codeo”, “Escenas del carnaval de Lima”, “Escenas de la campiña”, “Ir por lana y salir trasquilado” y “Ya vienen los chilenos” fueron recogidas por el Centro Cultural Sánchez Carrión de Huamachuco. En todas ellas podemos observar que Gamarra no escapó a la trama poética, bella trama poética que nos deleita en demasía. Notamos en cada obra teatral aparte del diálogo de los personajes que son raudos y eficaces otros que son copiosos dando la forma de extensos poemas que al leerlos nos dejan un sabor de grata belleza, de picardía, de solidez infinita. En “Ya vienen los chilenos” podemos saber afirmativamente que Andrés Avelino Cáceres en los campos de batalla llevaba su tradicional guardapolvo blanco, a manera de sobretodo y su acostumbrado chicotillo en la mano montando a “Elefante” su caballo de batalla.

Otras obras del vasto producir de Abelardo Gamarra Rondo tenemos a “Rasgos de Pluma” 2da. Edición 1899, “Algo del Perú y de muchos pelagatos” 1905, “Artículos de costumbres” 1910; “Lima al comenzar el Siglo XX” 1911; “Educación: a la memoria de mi padre” (que sólo editó 100 ejemplares que recordaban su niñez y su hogar); “Cien años de vida perdularia” 1921 y “Manco Capac” en 1923. Podemos afirmar que como escribió lo que vio, a Gamarra lo señalamos como un escritor real porque nos describe en sus obras las costumbres y hechos con franco acierto. Como periodista dirigió el diario “Integridad” que era órgano oficial de la Unión Nacional donde esgrimió su liberal nacionalismo por más de 20 años. Sus periódicos y sus libros abrieron los ojos a los peruanos para que comprendan que el Perú no es sólo Lima. Que el Perú está en toda su geografía y en lo que sus gentes hacen. Que la belleza no sólo radica en Lima, también está y con mayor excelsitud en las provincias de este Perú profundo o desparramado a lo largo de todo su litoral costeño. Aquí radica el éxito de “Tunante” pues llegó a Lima. Estudió en sus claustros e hizo comprender a los limeños que la riqueza telúrica se encuentra también en su Huamachuco que tanto amó. Razón tiene Tamayo Vargas al afirmar que “Abelardo Gamarra ofrece las notas –tal vez si sólo pintorescas- de nacionalidad. Su efectivo patriotismo, su incorruptibilidad, su criollismo “siempre fresco”, están dentro de una literatura popular”. (24)

Abelardo Gamarra Rondo murió en Lima el 9 de julio de 1924 a la edad de 72 años pobre, olvidado por todos. Atrás quedó el gesto de haberse enrolado voluntariamente para defender el honor nacional. Mancillado por los chilenos. Atrás quedó su escaño que como diputado por Huamachuco ocupó en 1886 así como también el grato recuerdo de ser fundador de la Junta Patriótica que formó para rescatar nuestras provincias cautivas de Arica y Tarapacá. Poco antes de morir dijo a su hijo Carlos “ahora tú puedes si fueron muchos o malos los actos de mi vida”.

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