Letras Liberteñas

JUAN ESPEJO ASTURRIZAGA

Escribe: Blasco Bazán Vera, blascobv@hotmail.com

Juan Espejo Asturrizaga, nació en Lima el 8 de julio de 1895. Casado con la pianista Leonor Luque natural de Chiclayo de quien tuvieron una hija llamada Josefina.

Su principal obra es la dedicada a su gran amigo César Vallejo que lleva por título: “César Vallejo: Itinerario de un hombre”. En ella observamos con precisión, datos, fechas y relatos que nos llevan a tener un concepto exacto del itinerario que tuvo Vallejo hasta el 17 de junio de 1923 que partió a Europa para no volver más.

Juan Espejo, es sabroso es escribir sobre Vallejo. Percibimos la fraternal amistad que le unió a Vallejo y con los integrantes del “Grupo Norte” del que fue un gran animador. Muchos de los datos que conocemos sobre la vida de los jóvenes del Grupo “Norte”, se lo debemos a él. Su narración es copiosa y contagiante. Se complementa perfectamente a “Mi encuentro con Vallejo” escrita por Antenor Orrego 20 años después de muerto Vallejo. Viajó con Vallejo a Santiago de Chuco narrándonos con lujo de detalles aquel penoso viaje. Nos informa que fueron recibidos con banda de músicos y rodeados de familiares y amigos, que luego degustaron picante de cuyes, del casha-yurto, del picante de gallina, los ricos chicharrones y el jamón preparado en cocina familiar asentado con chicha de jora y aguardiente. Espejo es muy descriptivo cuando habla de este viaje. Narra la alegría que Vallejo despertó entre sus hermanas quienes lo abrazaron, besaron y lo alzaron como cuando era niño.

Hablar de Juan Espejo, es hablar de la calidad artística y humana que caracterizó a los componentes del él “Grupo Norte”. La vida apasionante de uno y otro nos llevan unirlos siempre a un punto común: La Amistad. Juan Espejo narra que vio llorar de alegría a Vallejo... también lo vio bailar sabrosos huaynos. Allí conoció al padre del poeta y también a los hermanos de Vallejo y sus esposas y demás amistades. La madre del poeta ya había muerto pero esta tristeza fue descartada por el gozo que recibió de su familia. De regreso a Trujillo, nos cuenta Espejo: “Entre las sombras que empezaban a disiparse, al paso de las bestias, abandonábamos el pueblo, y pude distinguir a César que, inclinado sobre la montura de su cabalgadura, lloraba...”

Por Juan Espejo Asturrizaga conocemos la tremenda sensibilidad de Antenor Orrego quien a una pobre mujer obsequió su dinero destinado para comprarse zapatos nuevos. Antenor tuvo para varios días que caminar con las suelas comidas y el cuero deformado. Así mismo, gracias a Espejo nos informamos de las reuniones que se llevaron a cabo en el cafetín de “Esquén” sito en Ayacucho, donde Carlos Valderrama Herrera hacía vibrar el viejo piano que allí había al compás de la alegría de los hermanos Mac Cubbin, los Roeders, Ulloa, Guillermo Baldwin, Chambergo Puente y su hermano recién llegado de España, Genaro Risco (Risquito), Alfredo Mindreau... o de las reuniones que habían en “Los Tumbos”, huerta situada en Chicago Bajo de propiedad de don Pedro Gutiérrez, donde se servían piqueos y asentados con buena chicha de jora. Los Tumbos era una ramada acogedora rodeada de plantas, enredaderos y árboles coposos. Allí se comía cabrito tierno con frijoles verdes y yuca; los cangrejos y camarones “al agrio”; tamales, la causa en lapa, el pepián de pavo, el ajiaco de cuyes, todo acompañado por el suave olor de rosas y claveles, jazmines y ñorbos, tumbos, helechos, achiras y begonias. “Los Tumbos” a decir de Espejo, era la huerta más frecuentada para festejar sus ágapes. Juan Espejo Asturrizaga antes de morir, en Lima, el 29 de octubre de 1965, publicó los libros: “Breve Antología de la Poesía India (1956), “Montaña Iris” (1959) que es un conjunto de relatos peruanos y “César Vallejo: Itinerario del hombre 1892-1923” el año 1965.

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