Letras Liberteñas

MARIA MONTALVA KUILFFVER

Blasco Bazán Vera, blascobv@hotmail.com

Nació el 18 de junio de 1918, en el Callao, vino muy niña a Trujillo y de aquí nunca más se apartó. Hija de Alberto Montalva Fiorini y Juna María Kuilffver Rismondi. Se casó con el trujillano maravilloso Manuel Eudoro Hoyle Cox quien la quiso y amó más que su vida, compartiendo sobre todo, el arte.

María Montalva fue una mujer dinámica, físicamente bella. De ojos azul verdosos que resaltaban y hacían más bello su gracioso y rosáceo rostro. Promotora del voto femenino durante el gobierno de Manuel Odría. Abogada. Juez de Menores y Presidenta de la Acción Católica pues fue una mujer creyente, de mucha fe, piadosa en extremo que educó a sus hijos bajo los principios de la religión católica.

Su inmensa sensibilidad hizo ganarse el afecto y admiración de su esposo. Digamos, aquello fue mutuo. Compartieron en vida tantas cosas en común que la felicidad fue una infaltable compañera en su existencia. Felicidad cruelmente trocada con la muerte de don Eudoro la que sumió a María Montalva en una profunda tristeza que la llevó a escribir el poemario “El día de tu resurrección” donde escribe poemas colmados de trascendente dolor que no hieren ni reclaman agonía sino que enseña a la mujer a enfrentar con entereza el inexorable camino de la vida y en ella, la terrible soledad causada por la ausencia física del hombre que amó con inocencia de niña, admiración de mujer y devoción de esposa.

“El día de tu resurrección” es un poemario tierno, sumamente sentido. Cada poema es un canto de esperanza. Las ideas vertidas en él atraen la lectura y sumergen al lector en una cálida sinfonía de éxtasis. María Montalva escribe este poemario y tiernamente lo ofrece a quien la acompañó como esposo, amigo y confidente, y sin lugar a dudas, su nostalgia estremece haciéndonos comprender que el amor sí existe y el amor de María hacia Eudoro, fue un amor que voló más allá de la muerte.

En uno de sus poemas, de los 20 que contiene el poemario, María Montalva escribe:

“El día de tu resurrección/ No hubo marcha fúnebre/ Ni trompetas/ Ni misereres, no. / Hubo en cambio la elegía de los trinos: / El coro de tus pájaros amigos/ Bajo un manso y claro sol de mayo./ Estabas dormido,/ Cercado por la armonía de sones voladores,/ De luz y de verdores./ Ese fue tu cortejo./ Te fuiste así,/ Suavemente, como viviste;/ Con el adiós de melodías aladas,/ bajo la placidez de un día celeste,/ Con claridad de tiempo pleno./ Y si no fuera por el inicio de la ausencia/ Habría sido un día alegre.”

En este hondo y estremecedor poema notamos la gigantesca ternura de nuestra poetisa. Frente al dolor humano, al terrible dolor de ver ausentarse al ser amado, al esposo, al padre, María Montalva se impone a la nostalgia y sabiamente la convierte en mensajera de bondades. Nada de lamentos ni compasiones. Nada de confusiones. La fuerza del amor vivió en ella y la prodigó al ser querido con la siempre intensa firmeza apasionada de su inigualable religiosidad de esposa y amiga.

María Montalva de Hoyle, fue una distinguida empresaria que tuvo la primera agencia de viajes de turismo en Trujillo. Fue representante de varias líneas aéreas. Fue una mujer laboriosa en extremo y nunca desperdició la oportunidad de viajar y conocer el mundo lo que la llevó a escribir “Cuentos de viajes” donde narra sus experiencias con mucha nitidez.

Su campo, fue el Arte. Allí desarrolló ingentes actividades artísticas. Su voz maravillosa para el canto cautivaba cuando hacía de soprano que la llevó a pertenecer a la Asociación Lírica Voces de Trujillo y al Coro de Cámara. Su inquietud artística la trasladó a las tablas donde expresó su auténtica vena de actriz. Su desaparición física no ha borrado su espíritu de bien como lo demuestra la inmensa sensibilidad poética de sus versos impresos en el libro de obligada lectura: “El día de tu resurrección”.

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