PALABRAS DE BLASCO BAZAN PRESENTANDO EL NUEVO POEMARIO DEL DR. ADOLFO ALVA LESCANO

Señoras y señores:

Su servidor que esta noche está frente a ustedes, un improvisado custodio de los campos literarios, me han dado la misión de saborear las frutas contenidas en un huerto que tiene propietario y más aún, me encomendaron que luego diga cuál de ellas es la mejor. Ingresé al huerto. Contemplé sus frutales. Los cogí uno a uno y declaro que jamás he probado frutas tan deliciosas como las que acabé de consumir. Decidido me propuse ir al dueño y darle mi veredicto y al conocerlo tuve temor porque el dueño es un verdadero cultivador de los campos poéticos y que tal vez mi valía era diminuta frente a la suya…entonces me dije ¿cómo yo, un simple custodio de los campos literarios puedo compararme con aquél?

El dueño de esos campos contempló mi figura. Comprendió mi temor y me dijo: No temas y confiado dime qué sabor tienen mis frutos. Los he cuidado mucho y ahora quiero que me digas cuál de ellos es el mejor. ¡Dímelo! me repitió.

Señores, teniendo a mi lado al dueño de esos frutos y gozando de su paternal confianza, entonces, puedo decirle que sus frutos, es decir, sus poemas, son diáfanos, bellos y terriblemente colmados de una sensibilidad angelical.

Nunca mi espíritu ha gozado tanto con su lectura. Usted, don Adolfo Alva Lescano, nos cautiva de tal manera con sus versos porque nos insufla las ganas de vivir. Nos traslada a mundos sensoriales infinitos. Su escritura es pura y su contenido es profundo porque todo ello sale de las esencias de un alma buena.

Hace tiempo que muchos cultivadores del poema viene ejerciendo el Verso Libre, pero usted, noble maestro, escritor y Doctor en Literatura, con los Sonetos de este su libro titulado “Sonetos Sensitivos y Otros Sonetos”, nos hace beber el agua más pura y cristalina que solo las almas nobles saben ofrecer. Con maestría usted nos vuelve a recordar a Lope de Vega, Góngora, Quevedo, Calderón de la Barca, Sor Juana de Inés y al mismo Cervantes.

Cada Soneto que usted nos regala viene variado como variadas son las frutas de su delicado huerto. Nada más cierto para seguir afirmando que la prosa apasiona pero el verso cautiva y eso es lo que usted hace: Nos ha cautivado de tal manera que nos rendimos gozosos ante la inmensidad de su mensaje.

Los 45 sonetos de este su libro llevan cada uno un nombre diferente. A los 25 primeros usted los llama con los nombres: Epicentro, Saudades, Los recuerdos, Divinidad, Angustia, Voluntad, etc, etc. Uno de ellos es un clarín, otro, una trompeta, otro, un saxofón, otro un trombón; son nombre diferentes que unidos forman una sola orquesta y entonan una misma melodía que sale con perfecta sensibilidad haciendo trinar las fibras más recónditas de nuestra humanidad.

Los otros 20 nos hacen gozar la belleza de la naturaleza: Usted le canta a la perdiz, los manantiales, al abismo, al puma, al palo santo, a las pardelas, gaviotas, y delfines. Y lo hace con tanta maestría que nos hacen admirar la creación divina, es decir: Dios.

Como gran conocedor de las figuras literarias, con maestría recurre a la Metáfora, a la Comparación, a la Antítesis sin dejar de recurrir a la Paradoja, el Hipérbole y la personificación.

Este modesto Guardián de los campos literarios ya puedo calificar a estos versos llamándolos bálsamos del alma, Cantos a la naturaleza. Mi apreciado amigo don César Adolfo Alva Lescano, sin más arma que mi sencillez y llevado por mi buen sentido de apreciación, reafirmo que la calidad humana de estos Sonetos Sensitivos y Otros Sonetos sólo emanan de la más altruista sensibilidad gestados por un alma que ha sabido captar los gemidos del espíritu y que subyugan con gran facilidad a quienes los lean. Las letras liberteñas con este valioso aporte siguen conservando la magnitud de su belleza. Muchas gracias.

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