Letras Liberteñas

ALFREDO REBAZA ACOSTA.

Escribe:Blasco Bazán Vera

Este escritor nació en Huamachuco el 2 de diciembre de 1902. Hijo de Alfredo Rebaza Acosta y Grimanesa Acosta Gamboa. Sobrino de Nicolás Rebaza Cueto. Estudió su primaria y secundaria en el colegio “San Nicolás” de su pueblo natal. La superior entre Trujillo y Lima. Su padre fue Subprefecto de Huamachuco y el maestro Rebaza lo recordaba como un hombre arrogante, viajero incansable y profundamente amoroso con sus hijos. De su madre contaba que había sido la personificación de la bondad y la sumisión, profundamente abnegada, dejó grandes huellas en la personalidad de sus nueve hijos donde Alfredo Rebaza fue el segundo. Curiosamente a todos les pusieron nombres que empezaban con la letra A; Amelia, Alfredo, Alicia, Adriana, América, Aída, Arturo, Antero y Andina.

Nuestro escritor Rebaza es descendiente por línea materna del “Solitario de Sayán” Don Faustino Sánchez Carrión, Secretario del Primer Congreso Peruano, uno de los autores de la Constitución de 1823 y ministro general de Bolívar. Cuando el año 1919 ingresó a la Universidad de Trujillo, ocupó el primer puesto conjuntamente con Carlos Manuel Cox, quien sería con el correr de los años, destacado intelectual y líder del Partido Aprista Peruano. Estudiando con verdadera dedicación culminó su carrera en 1923, obteniendo el título en Bachiller en Historia, Filosofía y Letras. Durante una retreta en Trujillo, conoció a la que iba a ser el amor de su vida, Georgina Flores Pinillos. Bella y comprensiva dama que lo acompañó siempre. Juntos fundaron un hogar ejemplar en el que procrearon tres hijos: Adriana, Alfredo y Alberto. Como padre cariñoso, supo manifestar su afecto y estimularlo mejor con sus hijos, convencido que es el niño el que tiene que construir su propio aprendizaje, se negaba adrede en realizarles sus tareas escolares, basándose en estímulos despertaba en ellos el aprendizaje. Quienes lo conocieron afirman que supo despertar el autoestima en sus hijos pues comprendió que ahí redicaba la base de la relación humana. Eso mismo hizo con sus alumnos que eran también, como lo solía decir muchas veces: sus hijos.

Desde niño cultivó una profunda emoción social que lo llevó a valorar a los seres humanos más allá de sus rostros, a interesarse por los marginados sociales, a rechazar las injusticias que tan comúnmente había visto cometer en la sierra. Creía en la igualdad de los hombres y rechazaba todo lo que opusiese a ello.
Siempre se distinguió por su amor al estudio sin dejar de lado el servicio social y apego hacia los más necesitados. El año de 1948, el Concejo Universitario de la Universidad de Trujillo, en sesión del 7 de mayo de aquel año, ratificó, el nombramiento hecho a favor de Rebaza Acosta, por el Concejo de la Facultad de Letras y Pedagogía, como Catedrático de Historia de la Cultura para el Primer año del Colegio Universitario de Letras. El 10 de mayo del mismo año lo ratifican también como Catedrático para el curso de Literatura Oriental y Helénica, Literatura Latina, Medioeval y Castellano (curso avanzado) en el Instituto de Literatura, anexo a la Universidad. EL 22 de junio del 48 es ratificado como catedrático de Historia de la Cultura, primero y segundo curso para el primer y segundo año del Colegio Universitario, según notas del folio 227 del Escalafón de la Universidad de Trujillo.

En Trujillo traba amistad con lo más graneado de la intelectualidad y de los afanes de ésta, sobre todo en el campo político-social. La Revolución de Trujillo de 1932 sorprende a Rebaza cuando éste se encontraba fuera del país. Llegado, es designado por el propio Haya de la Torre para que escriba un libro sobre los acontecimientos de este proceso revolucionario. Fiel al pedido escribe su libro La Revolución de 1932” en el que vierte reales alcances sobre lo sucedido en estos convulsionados momentos en Trujillo. Por sus ideas sociales estuvo preso en la isla “El Frontón” durante 2 años y medio. Salido de la cárcel se dirigió a Lima donde llegó a ocupar el cargo de Director de Estudios del Colegio Militar “Leoncio Prado” y es donde comienza a desplegar una profunda tarea pedagógica escribiendo sobre Literatura Universal e Historia Universal.

Llegó a ser también catedrático de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Entre otras obras literarias escribió “Anecdotario Peruano” que es la colección de anécdotas recopiladas de acuerdo al oficio que desempeñaban muchas de sus prestigiosas amistades como médicos, abogados, toreros y profesores. También “La Monografía de Huamachuco” que premiada en la exposición del Primer Centenario de la Independencia de Trujillo en 1921; el curso de “Pre Historia”, el “Anecdotario Histórico” y la “Historia de la Cultura; “El Problema Educativo Peruano”, tesis con la que obtuvo el título de Doctor en Educación en el año de 1962.
En 1938 ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos a estudiar derecho pero lo abandonó al sentir que no concordaba con sus aspiraciones. Falleció en Lima en 1990.

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